Salgo temprano. Aire fresco. Silencio amable. Me llega un olor a café que corta la pereza. Cacao, flor, un toque dulce. Giro sin pensarlo. Sigo el aroma.
Veo el letrero. Cofee Maker. Puertas altas. Barra limpia. Una Coffee Maker Pro brillando. Entro por casualidad. Me gustan las casualidades que huelen bien.
Él está ahí. Carlos. Joven. Tatuajes finos. Delantal oscuro. Me mira primero a los ojos.
—Buen día —dice—. Llegaste en el minuto perfecto. Recién molí.
—Vine por el olor —respondo.
—Entonces te debo uno que haga justicia —sonríe—.
Quédate en la esquina. Te lo preparo a mi manera.
Muele. Pesa. Templa. Precisión sin discurso. Me gusta cuando el trabajo habla.
—¿Solo? —pregunta.
—Firme —digo.
—Como tú —contesta, sin exagerar.
La extracción cae pareja, color miel oscura. La crema invita. Acerco la taza. Primer sorbo. Despierto. Me endereza el día.
—Correcto —le digo.
—Falta mi parte favorita —inclina la cabeza—: verte decidir si vuelves.
Me río poco. Él capta el ritmo. Coquetea con calma, no empuja.
—Siéntate —dice—.
La barra te queda bien. A la Coffee Maker también le gustan las mujeres que eligen.
—¿Siempre halagas así?
—Solo cuando es verdad —responde—. Y cuando quiero que pruebes mi ristretto.
Acepto. Llega corto e intenso.
—Te gusta el espresso sin disfraz —observa.
—Me gusta lo que es de verdad.
Se acerca lo justo. Voz baja.
—Mañana, 7:30. Cata privada. Espresso serio. Yo preparo, tú mandas. ¿Vienes?
Apoyo los codos. Decido.
—Voy.
Desliza una tarjeta. Cofee Maker – Paseo Vértice. Su mano roza la mía. Chispa breve. Correcto.
—Te guardo la esquina de la barra —susurra—. Y un shot que casi nadie se atreve a pedir.
—Yo me atrevo —le sostengo la mirada.
Pago. Bolso. Puerta. Él la abre. Mantiene la mirada en mí, no alrededor. Detalle que respeto.
Afuera, la ciudad ya se mueve. Sigo con el olor a café pegado a la piel. No colecciono cosas. Colecciono decisiones. Hoy decido volver.
Vibra el teléfono. Número nuevo:
Carlos: Confirmado. Mañana 7:30. Llegas y te sirvo en tres pasos.
Yo: Puntual.
Respiro. Control. Deseo. Claridad.
Lo quiero, lo vivo, lo celebro.