En Domus entiendo que mi casa puede hacerme la vida más fácil sin perder estilo. Reviso tres frentes: rutinas, orden y ambiente. Rutinas: dejo listo el café de la mañana, luces con horarios y una lista corta de tareas domésticas que no me roben la agenda. Orden: zonas claras (entrada, trabajo, descanso), cada cosa con su lugar y cero “objetos decorativos” que solo acumulan polvo. Ambiente: luz cálida por la tarde, aromas suaves y superficies que se limpian rápido.

Hago una prueba real: simulo mi mañana completa. Si algo me hace dar más vueltas de lo necesario, lo ajusto. Prefiero soluciones discretas que no me obliguen a pensar. Quiero un hogar que acompañe, no que exija. Cuando la casa funciona, mi cabeza se queda con lo importante.

Reflexión: Un hogar bien pensado te quita peso y te da ritmo.
Próximamente, nuevos almacenes con historias que contar, te esperan.