Arriba todo se entiende mejor. Hago una revisión rápida del día: tres cosas que salieron bien, una que puedo mejorar y un gesto de agradecimiento. No necesito una gran razón para celebrar; me alcanza con reconocer que seguí mi plan. La música acompaña de fondo y la ciudad se siente alcanzable.

Bajo con una decisión pequeña que me sostiene mañana: dormir a tiempo, dejar listo el outfit o escribir el primer renglón del proyecto. Cierro el día con calma, no con cansancio. Lo quiero, lo vivo, lo celebro.

Reflexión: Celebrar lo que ya es abre espacio para lo que viene.
Próximamente, nuevos almacenes con historias que contar, te esperan.